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Los narcosubmarinos ya cruzan el Atlántico

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MADRID. El hallazgo en España de un narcosubmarino procedente de Colombia y con unas tres toneladas de cocaína a bordo supone un gran salto cualitativo del narcotráfico en este país, pero también en Latinoamérica, ya que no se conocían viajes de este tipo de naves cruzando todo el Atlántico.

Se trata del primer viaje conocido de un narcosubmarino desde América a Europa, señalan fuentes de la investigación.

Las autoridades españolas siguen intentando este lunes reflotar esta embarcación, hallada el domingo y que permanece hundida a baja profundidad en una de las rías de Galicia, la región del noreste español que es desde hace décadas el principal puerto de entrada de drogas, sobre todo cocaína, procedente de América.

En España el único precedente es de 2006, cuando se halló en otra ría de Galicia un pequeño sumergible de once metros de eslora, con 4.400 litros de combustible pero sin droga en su interior, aunque por sus dimensiones y posible autonomía se descarta que fuera capaz de atravesar el Atlántico.

En cambio, el submarino detectado el domingo, de unos veinte metros de eslora, procedía de Colombia y llegó a aguas españolas después de una travesía de unas tres semanas que podría haber incluido escalas, según indicaron fuentes de la investigación.

Un buzo de la policía pudo entrar hoy en la nave y confirmó que en el interior hay cocaína, que luego deberá ser extraída y pesada.

Dos ciudadanos ecuatorianos fueron detenidos el domingo en una playa junto al buque. Un tercer tripulante huyó y la policía intenta localizarlo.

VIEJOS CONOCIDOS EN AMÉRICA, NUEVOS EN EUROPA

Los llamados narcosubmarinos se emplean desde hace décadas en Latinoamérica para transportar cocaína de los carteles colombianos hacia Estados Unidos, aunque, para despistar a las autoridades, sus puntos de partida han estado en otros países próximos, como Ecuador.

Su uso documentado se remonta a finales de los años 80 del pasado siglo, y las autoridades colombianas, estadounidenses y de otros países han capturado un gran número de estas naves, aunque dan por hecho que muchas más han realizado sus trayectos con éxito.

Solamente en 2008 las autoridades colombianas capturaron 22 narcosubmarinos y desmantelaron un astillero ilegal en el que se fabricaban naves capaces de transportar bajo la superficie del mar hasta diez toneladas de droga.

Un ejemplo significativo fue la captura de dos narcosubmarinos en aguas del Pacífico oriental por parte de unidades de la Guardia Costera de EE.UU., en una misma semana de septiembre de 2008. Cada nave llevaba unas siete toneladas de cocaína a bordo.

En realidad, estas naves no son realmente submarinos, sino que se trata de buques semisumergibles, que navegan al ras de la superficie, lo que hace muy difícil su detección, según explicó hoy a Efe el capitán de navío Alejandro Cuerda, de la sección de submarinos del Estado Mayor de la Armada española.

“Son bastante rudimentarios dentro de la complejidad que tiene navegar en inmersión. Muchas veces son artesanales, no tienen un doble casco para aguantar la presión y simplemente lo que hacen es navegar a ras de agua, como si fuera la parte sumergible de un barco”, detalla Cuerda.

Aunque reconoce que “tiene su complejidad” construirlos, este oficial indica que no están preparados para la navegación submarina en sí, pero al ir al nivel del agua -solo una pequeña parte sobresale de la superficie- hacen más difícil su detección, sea visual o por radar, por una embarcación normal.

DISCRETOS, PERO PELIGROSOS

“La discreción es la principal cualidad del submarino, les permite operar sin ser vistos”, y también son muy difíciles de detectar por radar, ilustra el oficial naval Cuerda.

Su mayor enemigo son las unidades de patrulla aérea: “Desde el aire se ve perfectamente la silueta sumergida de un submarino, como podríamos ver la silueta de una ballena”.

En el caso de estos sumergibles de la droga, recuerda que en Colombia sus Fuerzas Armadas han apresado más de 80. Otros muchos han sido capturados por fuerzas de seguridad o militares de otros países de Latinoamérica y Estados Unidos.

Si son sorprendidos en alta mar, los tripulantes con frecuencia intentan hundir los barcos a fin de destruir las pruebas.

Pero los riesgos que entraña la epopeya que comporta un viaje de 5.000 millas (unos 8.000 kilómetros), y más si hay escalas, para cruzar el Atlántico con estos sumergibles son muy altos.

“Si ya de por sí es arriesgada la vida en los submarinos, imagínese en estos semisumergibles que no tienen un casco resistente de acero y están construidos en fibra de vidrio”, subraya Cuerda.

Los tripulantes del sumergible que llegó a las costas gallegas se exponían a un riesgo real de muerte, y más teniendo en cuenta los temporales registrados en el Atlántico en las últimas semanas, o que otro buque pueda colisionar con ellos y hundirlos debido a que apenas son visibles.

En el caso de España, el uso de narcosubmarinos supone un salto cualitativo importante respecto a los métodos tradicionales de trasladar la droga en alta mar a pesqueros o lanchas rápidas de contrabandistas, que realizan el tramo final del tránsito de los narcóticos a tierra.

Las autoridades españolas tienen en su punto de mira a tres clanes gallegos del tráfico de drogas como posibles responsables de este viaje con narcosubmarino, ya que consideran que hace falta una organización “potente” para una operación de este calibre.

EFE

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