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Alto Parana

Bajo el manto de la fe, Hernandarias se prepara para el Vía Crucis Mayor

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La procesión de Viernes Santo partirá desde la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús hasta la parroquia Nuestra Señora de la Asunción. Se trata de una tradición religiosa que convoca a miles de feligreses.

El próximo 29 de marzo, a partir de las 18:00, las calles de Hernandarias se teñirán de solemnidad y fervor religioso con la celebración del Vía Crucis Mayor, una tradición que convoca a miles de fieles católicos de todo el Departamento de Alto Paraná e incluso de países vecinos. Más de 5.000 personas se unirán a esta procesión única que evoca los últimos pasos de Jesús hacia su crucifixión.
Candiles iluminando el camino, un Cristo con la cruz a cuestas, la Madre Dolorosa con siete espadas clavadas en su corazón, hombres cargando cruces, lamentos melancólicos y un pueblo que sufre con su redentor son solo algunos elementos que conforman esta atmósfera de la religiosidad popular que se repite año tras año en la ciudad de Hernandarias.

Esta devoción, centrada en los misterios dolorosos de Cristo, congrega a los feligreses en un ambiente de meditación, contemplando los episodios más notables de la pasión a través de las 14 estaciones que se recorrerán desde la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús hasta la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.

Como cada año, se espera la unión de los devotos a este acto de fe, llevando consigo cruces, velas y entonando cantos de piedad. La solemnidad del momento se intensifica con la participación de los estacioneros, quienes representarán las diferentes etapas de la pasión de Cristo.

Más allá de una simple procesión, esta ceremonia se constituye en una expresión viva de la fe del pueblo católico paraguayo. Un acto público de fe y verdad que cobra relevancia cultural y atrae a miles de personas, creyentes y no creyentes, que se ven conmovidos por la representación de la pasión de Cristo, según comparte Javier Brítez, coordinador general del evento.

Esta actividad –dice– se convierte, principalmente, en un acto público de fe y la verdad manifestada con belleza y organización que no pasa desapercibido para nadie. De ahí su relevancia cultural. “Pero inicialmente es una expresión viva de la fe y esa fe mostrada con belleza llama la atención de todos, incluso de aquellos que no creen. Todos los años tenemos la experiencia de que es vista por aquellos que no creen en la redención. Sin embargo, por verlo, en algunos de esos corazones indiferentes puede Dios tocar”, sostuvo al añadir que este evento está organizado por toda una “ingeniería humana”. UH

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Devoción. Las monjas salen del claustro para acompañar la procesión junto a los estacioneros.
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