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Bruno Rosner, ícono de la producción de yerba en Itapúa

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-Creó la marca “compañera” – Peleó al monte para salir adelante – Critica al político “ladrón”

Bruno Rosner tiene 97 años de edad y su lucidez es la de un joven despabilado y entusiasta.  Nació en Hohenau, Itapúa, y nunca salió de Paraguay ni abandonó la agricultura. Recibió a LA RAZÓN en su casa cuando terminaba de entretenerse con un juego de cruce de palabras.

De mirada penetrante pero serena y de complexión física que no aparenta su edad, nos habló del trabajo en la chacra, criticó al periodismo por apoyar la ley de “deforestación cero” y; de su pasión personal, la producción de yerba y de la marca que creó, “Compañera”.

-¿Lee los diarios?

-Ahora estoy resolviendo un juego sobre cruce de palabras.

-¿Suele resolver todos?

El señor Rosner (I.) con el enviado de “La Razón”. 

-No, hay alguno que no. Unos cuantos…

-¿Y se pone nervioso si no puede resolver todo.

-No, no. Es para tranquilizarme.

-¿Y le tranquiliza?

Sí. Pienso y pienso. De lo contrario quedo duro y la mente también.

-¿Usted nació aquí?

-Sí, señor. En Hohenau.

-Que tiene 84 años, nos contaron.

-¿Cuántos?

-84 años.

-No, se equivocó por diez años.

-¿74?

-97 años tengo cumplidos.

Cuéntenos, cómo se siente a esta altura de la vida.

-Mire, cuando uno tiene tanto qué hacer, cosas chicas por ahí, uno no piensa que no tiene valor un viejo. Lo mismo tiene valor. Mi hijo, a vuelta y media, viene a consultar algunas cosas conmigo. Yo tengo bastantes cosas grabadas en mi mente. He trabajado toda la vida, no me dediqué a pasear, a visitar el mundo, solo trabajar. Todos los días.

-¿En qué actividad?

-En la agricultura.

¿Siempre en la agricultura?

-Sí, señor.

Cuando se trabajaba con la carreta, la azada…

Entusiasta, enérgico

Don  Bruno, entusiasta, enérgico, claro.

-Carro tirado por bueyes.  Yo trabajaba con el carro tirado por bueyes. Arrimaba yerba al secadero. También acarreaba leña. Bueno, esto hoy ya no importa.

-Cuéntenos cómo conseguía la leña, ¿usted cortaba la leña?

-La leña debía cortarse poco antes para que después lo acarreara. Esto era puro monte, que estorba para trabajar. Nada se podía plantar porque todo era monte. Se debía echar, quemar, hacer leña. En aquel tiempo sobraba la leña.

Fui al cuartel, a finales de la década de 1930. Mi hermano mayor fue a la guerra (del Chaco), yo era muy chico aún. Hice mi servicio militar en Mariscal Estigarribia durante dos años. Volví a casa y seguí trabajando en la agricultura.  Trabajé durante cinco años con un tío mío, que era brasileño, sin sueldo, sin preguntarle cómo me pagaría. Aquel señor de apellido Obligado, Carlos Doce Obligado (descendiente de Pastor Servando Obligado,  primer propietario de estas tierras), que seguía colonizando la zona fue quien facilitó a mi tío la tierra que me transfirió.

-¿Llegó a conocer a Carlos Doce Obligado?

-Hablábamos de vez en vez. Sí, vendía la tierra, titulaba, Por ahí lo conocí y contacté con él.

-¿De cuántas hectáreas fue su primer lote?

-Fueron 32 hectáreas. Era mucha tierra para trabajarla a mano. Puro monte. Debía cortarse árbol por árbol. A medida que echaba monte plantaba la yerba. Yo no tumbaba el árbol porque trabajaba al lado de mi tío a quién no podía abandonar.  Había personal contratado para aquel trabajo.  Se echaban los árboles a pura hacha. Las herramientas eran hacha y machete.

-Difícil…

-Ese no era problema.

-¿Cuál era el problema?

En desacuerdo con la “deforestación 0”.

-El problema siempre fue tener plata para pagar, para seguir. Había pobreza en plena guerra.  Paraguay estaba empobrecido. Comíamos harina negra, argentina.  Únicamente harina negra. No había otra harina para comer.

También cebo de vaca, caracú. Caracú en tambores.  También había grasa de chancho pero no alcanzaba para todos.  Cada colono tenía su propia grasa de cerdo, de propia producción.

“Lampiu” o “mbopí” de otros tiempos. 

Cuéntenos cómo se alumbraban a la noche.

-Había querosén. El lampiu era la que usábamos.  Esa de lata. Era el que más se usaba para alumbrarnos. Más tarde vino la Petromax, que ya era un lujo. Fue por cerca de 1940. Mire, debo decirle de entrada una cosa, de lo contrario me olvido.

-Escucho.

-Sabe que, ustedes periodistas, también hicieron mal una cosa: Se fueron por allá en donde hay mucho monte, en donde hay mucho lorito, donde hay muchos monos, donde hay mucho … y dijeron “tenemos que proteger la fauna y la flora”; sí, está bien, se tiene que proteger. Y sacaron (desde el gobierno) que no se puede echar más ni un árbol. Error. Totalmente un error. Esa ley no sirve para el Paraguay. Saca una ley para proteger esa zona, ahí donde se crían los loros, pero nosotros (el resto de los agricultores) necesitamos libertad (para administrar nuestros montes). Hay familias que tiene dos o tres hectáreas de chacra y tiene todavía un monte para echar. Dos o tres hectáreas de monte no alimenta a su familia. No puede mandar a sus niños al colegio, no puede curar a su señora cuando se enferma. Por tanto, tiene que echar monte para ampliar su chacra. Y ustedes, los periodistas, apoyaron para que salga esa ley. Que no se eche ni un árbol. Error.

-La ley llamada “deforestación cero”.

-Está bien que la municipalidad (obligue) para echar un árbol. Eso está bien, ¡pero no para la chacra!. El pobre agricultor tiene una propiedad donde debe trabajar para curar a su mujer y para mandar a sus hijos a la escuela, ¿entiende? Él tiene que agrandar su chacra. Su familia crece y la chacra debe crecer. Entonces eso es un error. Y ustedes hicieron mal en apoyar eso.  Eso es una cosa, después hay más, pero…

-Dígame, dígame.

(Calla y reflexiona). Sí, mire, hay muchas cosas que ya entran en el ámbito político. Nuestros senadores son una punta de … ¿sabe cómo decimos nosotros?, ladrones, los diputados también. Nosotros decimos ladrones de ellos. Entró con dos camisas y un pantalón y después de dos a tres años ¡millones tienen!, ¿de dónde sacan?, son ladrones.

– ….

-Habrá gente honesta entre ellos. No puedo distinguir ni uno que no haya robado. Para mí son todos ladrones.

-¿Perjudicaron al agricultor en los últimos 30 años?

-Mire, hay suficiente tierra en Paraguay para facilitar a cada paraguayo para su chacrita, ¿por qué esos políticos no quieren que tengan ya su chacrita?, porque él le quiere usar el año que viene para que le vote de nuevo, porque le mantiene con promesas, lo tiene así para uqe esté necesitado siempre, para que vote por él., ¿es así o no es así?

Por eso no le quiere adjudicar un pedazo de tierra, porque si tiene un pedazo de tierra no le interesa más por quién votar, ya tiene para mantener a su familia ¿Está grabando?

-Sí, con este teléfono celular.

-Yo me atrevo a hablar por mis colegas campesinos para hablar. Ellos no se animan a decir. Nuestro intendente, sí, es un hombre muy guapo, pero está haciendo política fuera de lugar. Hace política para le vuelvan a votar. Eso no es justo. Él es guapo, él es bueno, hizo mucha obra, trabaja bien, pero está haciendo aparte su política para uqe la gente le vuelva a votar. Él promete a cada pobre un sitio  que él le va a dar. Dio unos cuantos sitios. Pero promete muchos sitios. Vendría otro intendente y haría sus modificaciones por lo mismo, para que su gente le siga votando.  Soy paraguayo, quiero a mi país. No fui a la Argentina a trabajar ni siquiera de visita. Ni al Brasil. Muchos han insistido en que me fuera a Argentina. Siempre me negué porque aquí había muchas cosas qué hacer en la agricultura.

-Siempre produciendo yerba mate.

-No, en aquel tiempo había una planta llamada tung. Con eso se comenzaba. Se vendía bien.

-¿Usted es socio de la Cooperativa Colonias Unidas?

-Soy el socio número 10.

-¿Quién creó la yerba “Compañera?

-Yo tenía un socio, hace muchos años. Era un rico, de Posadas (Argentina). Como yo tenía, como se decía, la mano para plantar yerba, me encantaba hacer yerbales. Tenía mis yerbales que los fui ampliando. Yo trabajaba para el señor de Posadas. Notó que yo saldría de él, porque primeramente yo trabajaba para él porque con mi producción yo ganaría más plata que siendo su empleado.

-¿Cómo siguió su relación con esa persona?

-Me dijo que él también plantará yerba y me planteó har juntos un barbacuá. Acepté y comenzamos. Elaboramos mucha yerba.  Después se formaría un centro de yerbateros.  Los productores de yerba me dijeron que yo era el productor más grande que hay en la colonia. Eso yo no sabía. Con aquel señor teníamos mucha yerba que canchada tenía bajo precio. Así hicimos una marca para vender empaquetado.

Como la yerba siempre está junto al trabajador, con el obrajero, con el hachero en el monte, su tereré y su olla negra. Se metía al monte y salía recién a la noche.  Me recuerda los tiempos en que los compradores argentinos robaron toda la madera, robaron digo porque pagan miserablemente. Mi padre sacaba con un Chevrolet 6 en aquel entonces la madera labrada hasta el Tebicuary donde echaban al agua hasta la vía férrea, donde se ponía en el tren, se vendía la madera en bruto a compradores de Buenos Aires. Nada de riqueza produjo al Paraguay.

La marca de la yerba creada por Bruno Rosner.

-Volvamos a la yerba, ¿por qué se llamó “Compañera”?

-Ya le dije, porque le acompaña al hombre, en todo momento.

¿Usted le puso el nombre?

-Entre los dos.  No me acuerdo quién propuso, o él o yo. La producción continúa a cargo de mis hijos con quienes hice una sociedad anónima. Yo les entregué todo. Espero que lleguen a progresar mediante este trabajo. LA RAZON

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