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Turbulencias en los mercados de granos

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China le está dando largas a la aceptación del maíz genética­mente modificado y sus restricciones de compras, iniciadas en 2013, continúan generando turbulencias en los mercados de este grano que entra en la composición de un sinnúmero de derivados industriales.
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En 2013, el gigante asiático tuvo, por primera vez en su histo­ria, mayor producción de maíz que de arroz. Ese año, los agri­cultores chinos volcaron al mercado interno 210 millones de toneladas de maíz frente a las 206 millones de toneladas de arroz. Esto se debe a que la demanda de carne está crecien­do exponencialmente: 300 por ciento en los últimos veinte años en carne de aves de cría, 85 por ciento de cerdo y 155 por ciento en carne vacuna. Semejante expansión genera fenó­menos que no pueden sino repercutir en la economía mun­dial. Los agricultores chinos se han expandido y tecnificado y el Gobierno de Beijing acompaña esa tendencia protegién­dolos contra la penetración del mercado interno con cerea­les de EEUU, Brasil, Argentina y otros grandes productores. Como integrante del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), Beijing tuvo que explicar las razones de ese bloqueo y el argumento es que “a finales de 2013 las entregas de maíz esta­dounidense contenían un tipo de maíz biotec­nológico que aún no ha­bía sido aprobado en el país asiático” (WSJ). De hecho, los productores e industriales del mun­do maicero norteame­ricano han planteado decenas de demandas contra el conglomerado biotecnológico Syngen­ta que suministra semi­llas y al cual acusan de provocar una caída de precios por no informar correctamente sobre la composición genética de algunas va­riedades de sus semillas. Mientras este conflicto se resuelve y los grandes productores, industriales y de mercadeo se po­nen de acuerdo para direccionar su producción biotecnológi­ca hacia mercados que la admiten, el maíz ha perdido entre 2013 y este fin de año más de un 40% de valor de mercado. La colocación de enormes excedentes ha generado turbulen­cias de precios y reacomodos que terminarán impactando en aquellos países productores con menos capacidad de absor­ción de problemas que EEUU, México, por ejemplo, tiene a miles de productores al borde del colapso porque el precio de venta de su maíz está por debajo de los costos de producción y el Gobierno no tiene resto para bancar la diferencia. Conse­cuencia: México importaría en 2015 el 45% del maíz que con­sume.

¿Y Paraguay? Se espera para este año una producción de 3 millones de toneladas. Pero tal como viene el panorama, será prudente que la mayor parte de ese volumen se vuelque a la producción de balanceados a fin de convertir granos en car­ne de cerdo o de aves. Exportarlos en forma natural no será buen negocio, al parecer, por algunos años más, si la pelea entre los gigantes del rubro no cesa.
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DIRECTOR ASOCIADO/ BENJAMIN FERNÁNDEZ B.

DIRECTOR ADJUNTO/ ENRIQUE RODRIGUEZ

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